Ayer no podía dormir. Me quedé desvelado. A veces cuando me pongo a
leer, me inunda el sueño pero ayer lo único que se inundaba era mi
mente. Me dio por ponerme muy triste y una de las cosas que más vueltas
me daba es el pensamiento de que no soy suficientemente bueno (para nada
y nadie).
Al final conseguí llorar y calmarme lo suficiente como para dormir, ya al amanecer.
Siento la muerte volando sobre mi, rondando, escuchando, y siento la tentación de abrirle la puerta... como siempre ha estado destinado a ser.
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