Hay una oscuridad dentro de mi, que me transforma, que evoluciona y se vuelve monstruosa; una oscuridad absorvente y patente que da lugar a un sin fin de ideas que no pretendo transmitir. Siento el silencio que viene antes del estruendo en cada centimetro de mi piel y a este punto ya no queda nada por hacer.
Cuesta abrir los ojos frente al espejo y ver en lo que te has convertido sin tener que contener el impulso de desviar la mirada.
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